La exclusión de la educación rural en México ha sido una constante, que ha obstaculizado el desarrollo de dicho sector; sin embargo, hay esfuerzos por parte de la sociedad civil para impartir una educación no formal a los agricultores, que han desaparecido de la conceptualización de la política pública.
La intervención participativa – modelo aplicado por Educampo para impulsar el desarrollo rural – busca la capacidad de autogestión y autonomía de nuestros beneficiarios a través de la promoción social, considerada como la actividad que promueve cambios de comportamiento en ciertos grupos poblacionales para la mejora de su calidad de vida en diversos ámbitos: cultural, ambiental, social y económico.
Es indispensable la actualización permanente de los promotores sociales, ya que las adversidades a las que se enfrenta el campo como cambio climático, falta de seguridad alimentaria, economía, entre muchas otras, requieren que haya un equipo preparado para trabajar con los agricultores.
Educampo busca que su modelo sea replicable y, por ende, se convierta en política pública, ya que se ha demostrado que es un modelo exitoso que ha beneficiado a más de 500 mil familias mexicanas rurales. Aunado a ello, la Fundación comparte su experiencia a través de una oferta educativa en línea para actualizar los conocimientos de las personas que trabajan en el sector agroalimentario.
No se debe de olvidar que el desarrollo rural es endógeno, irreversible y por lo tanto sustentable y que educar no es enseñar o transmitir conocimientos; sino es propiciar experiencias de aprendizaje en donde el educando participe activamente.